Después de pasar toda la noche masturbándome con hentai de Makima, me fui a dormir para ir a trabajar al día siguiente. Sin embargo, mientras caminaba, expresé en voz alta mi deseo de estar bajo los zapatos de Makima, sin darme cuenta de que una estrella fugaz pasaba por mi ventana. Al despertar, me sentí extraño, mi cuerpo se sentía pesado. Al bajar la mirada, me encontré con unos grandes pechos que colgaban de mí. Asustado, me levanté de la cama y fui al espejo más cercano, solo para encontrarme cara a cara con Makima.
Mi corazón empezó a latir fuerte mientras observaba ese reflejo, pero una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver ese hermoso cuerpo, lo cual me excitó. Decidí llegar tarde al trabajo para explorar mejor mi nuevo cuerpo.
Después de explorar cada rincón de mi suave y delicado cuerpo, decidí cambiarme para ir a trabajar. Al intentar ponerme los pantalones, me di cuenta de que mis nuevas y voluptuosas nalgas me impedían subirlos. Me esforcé mucho, sintiendo cómo el tejido rozaba mi piel y cómo mis nalgas se movían con cada intento. Finalmente, logré ponérmelos, aunque quedaron extremadamente ajustados, acentuando cada curva de mi nuevo cuerpo de una manera provocativa y excitante.